El
contenido de la palabra comunicación es: Acción, efecto o trato entre humanos,
esto lo tomaremos como primordial y básico.
Para
que suceda este trato entre humanos, se requiere algo más que conocer y
reconocer las palabras y formas para trasladar la información aprendida.
Estas
indicaciones que me permití emitir, deben ser observadas y confrontadas para
comprobar conjuntamente los hechos.
Empecemos
mirando en sí mismo, el funcionamiento inteligente y sabio presente en todo ser
humano, al cual nombramos apariencia.
Necesitamos
descubrir la superficialidad que usamos los humanos para comprobar si es, en este
funcionamiento en el que descuidamos la labor al enseñar el lenguaje a nuestra
descendencia.
Cuando
efectuamos labores de cualquier tipo, usamos elementos de los cuales sólo
conocemos su uso y efectividad para la labor, no parece necesario saber cómo
está conformada la materia intrínseca que los contiene ni tampoco la situación armónica
que los compone.
A
esta situación de percepción superficial es a la cual nombramos apariencia y esta funciona muy bien en
el trato a objetos o formas mentales que nombramos maneras o protocolos de
proceso.
Ahora
empieza el “pero”, porque esta superficialidad que necesitamos usar para toda
labor, incluso en el traslado y captación del lenguaje, requiere de una “guía”
y sin este factor, todo lo que hagamos con la apariencia se convierte en una
acción descontrolada que causa problemas graves.
La
apariencia actuando de manera independiente en el trato con los seres
sensibles y las labores, ocasiona errores que llegan a ser fatales.
Entonces
aplicar la apariencia en la transferencia del lenguaje sin lo “verdadero y
sustancialmente genuino”, produce un resultado fallido.
Nos
debemos preguntar si esto que acabamos de escuchar es cierto ¿En qué momento la
apariencia empezó a perturbar el aprendizaje del lenguaje? la respuesta requiere
descubrir qué es eso de “verdadero y sustancialmente genuino”. Pero primero
vamos a profundizar en algunos de los fallos al enseñar y aprender el lenguaje.
Ejemplo:
Cuando te presentan por primera vez un sonido lingüístico pero no está el
objeto que se une a ese sonido, inmediatamente preguntas ¿dónde está lo que esa
palabra indica? Ahora trasladémonos a la situación de un niño que está
aprendiendo el lenguaje, el padre o cuidador le nombra una cosa que él no está viendo
para comprobar y lo presiona para que repita ese sonido, añadiendo que la
criatura no tiene aún el léxico para preguntar.
Vemos
que la respuesta del niño a esa situación, muestra evasión ante esa presión,
por lo cual se dirige a otra situación que no le cause molestia o actúa algo que
le indique al adulto, no quiero participar.